Como primera medida vamos a familiarizarnos con el Cubo. Vamos a conocerlo en profundidad, de modo que en cualquier momento podamos ubicar el cubo en la posición correcta y de esa manera realizar los movimientos adecuados en el sentido correspondiente.
El cubo consta de 26 piezas, distribuidas uniformemente en 6 caras, cada una con un color característico (cabe destacar que no todos los cubos están coloreados de la misma manera).
Las piezas no son todas iguales, y no pueden ocupar cualquier posición dentro del cubo. Cada una tiene designado de antemano un único lugar dentro del cubo, el cual deberá ser respetado (si es que queremos armarlo en la forma tradicional).
Primeramente tenemos las piezas centrales (1 solo color) de cada cara que son inamovibles, es decir, que las piezas restantes giran en torno a éstas. Luego encontramos las piezas de 2 caras o aristas (2 colores). Estas piezas pueden ocupar cualquier lugar entre dos esquinas, pueden cambiar su lugar y con un poco de práctica ser rotadas y ubicadas a gusto del armador. Finalmente vemos las vértices, que representan la confluencia de tres caras (3 colores), estas son las más difíciles de manejar y al igual que las de 2 caras (pero con un poco más de práctica) pueden ser rotadas y ocupar la posición que queramos.